Hace unos días se hizo pública la concesión del V Premio de Investigación Histórica “Jesús Terán Gil”, convocado por el
Ayuntamiento de Tarifa, al trabajo titulado “Cerámicas de decoración arquitectónica en la Tarifa de finales del siglo XIX e inicios del XX: tradición y modernidad”, obra de
Alejandro Pérez-Malumbres Landa y Víctor M. Heredia Flores Puesto
que esta investigación estudia los azulejos de temática quijotesca localizados
en Tarifa, ofrecemos a continuación un extracto de la misma.
En España, como en toda
Europa y América, se vivió desde la segunda mitad del siglo XIX un renacer de
viejas formas y decoraciones, en parte por el influjo de los crecientes
nacionalismos que buscaban en el pasado la huella de una identidad propia, que
es reinterpretada. A esta corriente se la denomina historicista. Este fenómeno
se siente de un modo muy especial en Andalucía, donde con Sevilla como núcleo
principal, se inicia la recuperación de la rica tradición arquitectónica
musulmana-mudéjar, renacentista y barroca, donde a menudo se emplea la cerámica
decorativa. Tiene su continuación en lo que se viene denominando Regionalismo,
surgido al calor de los acontecimientos de la Exposición Iberoamericana de
1929. Por todo ello se genera una industria, a la vez en parte artesanal, que
ha pervivido hasta hace pocos años, cuando por desgracia ha desaparecido en su
mayoría.
Por otro lado, las nuevas
ideas que se van propagando, relacionadas con la higiene y la salubridad de las
ciudades, se reflejan en la recuperación del uso de los azulejos, que
tradicionalmente habían sido usados en los zócalos bajos o arrimaderos de los
muros como medida profiláctica, dada la facilidad de su limpieza y su poder
aislante respecto a la humedad. Los recubrimientos cerámicos se extienden
entonces por zaguanes, patios y ojos de escaleras, así como en las cocinas y
los primeros e incipientes baños, aunque en estos últimos lugares han ido
despareciendo ante las periódicas reformas de estos elementos. También se
emplean en fachadas, donde alcanzan mayor desarrollo del que nunca tuvieron
anteriormente.
En
la mayoría de los casos que tratamos, la instalación de los paneles de azulejos
parece ser resultados de obras coetáneas a la construcción de los edificios, si
bien en otros son claramente adaptaciones epidérmicas a la moda de edificios ya
existentes, o bien están relacionadas con la implantación de baños y retretes. Contados
son los ejemplos de azulejos de épocas anteriores que encontramos en Tarifa,
algo debido tanto a su elevado coste como a las sucesivas obras de reforma que
experimentaron las antiguas edificaciones de la ciudad. No será, como hemos dicho,
hasta finales del XIX cuando se produce el auge de los recubrimientos
cerámicos.
Habitación con zócalo
de azulejos quijotescos en la c/ Amador de los Ríos 4 de Tarifa.
Fotografía: Alejandro
Pérez-Malumbres
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Por lo que respecta a los
azulejos, se adoptan nuevas técnicas que emplean maquinaria para el amasado de
la pasta cerámica, nuevos componentes en ésta, mayor pureza en los colores como
resultado de su compra en empresas especializadas en óxidos colorantes, uso de
prensas (de volante y luego hidráulicas) que producen azulejos más finos y
ligeros, nuevos tipos de horno, etc., entre otras innovaciones que cuyo detalle
se escapa al tema del presente trabajo. También se observa una tendencia a un
módulo adaptado al sistema métrico, que da por lo general una medida de 15 ó 20
cm de lado en los azulejos que conforman los motivos centrales de los paneles,
aunque igualmente se elaboran piezas con otras medidas.
Los azulejos que representan
diversos episodios del Quijote, narrados a modo de cómic, los encontramos en al
menos tres edificios de Tarifa (ubicados en las calles Sancho el Bravo 21,
Santísima Trinidad 17 y Coronel Francisco Valdés 4). En el primer caso sólo
hemos podido documentarlos en el zaguán de entrada, también en el patio y
escaleras del segundo y solo en una habitación del tercero. Se trata de unos
azulejos realizados con la técnica de cuerda seca, en la que primero se aplica
sobre la pieza el dibujo de una plantilla mediante estarcido, para
posteriormente delimitarla con una mezcla de grasa y óxido de manganeso, que
impide que al aplicar el resto de los colores éstos se mezclen.Al pasar por el
horno para una segunda cochura, la grasa desaparece y queda solo un ligero
relieve.
Arrimadero en el zaguán
de la casa de la c/ Sancho el Bravo 21 de Tarifa.
Fotografía: Alejandro Pérez-Malumbres |
La técnica de la cuerda
seca total tiene su origen en época musulmana, como modo de simplificar los
alicatados, realizados antes en piezas monocromas cortadas. Su uso pervive en
Sevilla, no solo en azulejos murales sino también en vajilla, hasta el siglo
XVI, cuando es desplazada por otras técnicas como la de arista y posteriormente
el azulejo liso estilo Pisano. Como hemos adelantado, es recuperada en Sevilla
desde finales del siglo XIX gracias a la iniciativa del estudioso José Gestoso
y de ceramistas como Fernando Soto.
El tema del Quijote en la
azulejería sevillana toma como base las 368 piezas que componen los bancos
cerámicos situados en la Glorieta de Cervantes de la Plaza de América, en el
Parque de María Luisa. Realizada con motivo del tercer centenario de la muerte
del escritor por encargo de Luis Montoto, el proyecto de la Glorieta se debe al
arquitecto Aníbal González, quien trabajó asesorado por el experto en Cervantes
Francisco Rodríguez Marín. También con motivo del tercer centenario se
colocaron en 1916 una veintena de paneles cerámicas en diversos emplazamientos
de la ciudad mencionados en las obras de Cervantes[1].
Los azulejos de la
Glorieta Cervantina fueron encargados al fabricante Ramos Rejano y el autor
material de los diseños fue el artista Pedro Borrego Bocanegra. Según un
estudio realizado sobre los mismos[2]:
“Los azulejos (…) son copias
simplificadas de cuadros, grabados o bocetos de autores más o menos conocidos,
de fines del XIX o comienzos del XX. El retrato del escritor, que inicia la
serie, corresponde al falso Juan de Jáuregui, propiedad de la Real Academia
Española. La muerte de don Quijote, con el epitafio de Sansón Carrasco, es una
síntesis de una pintura de Sorolla.El pintor de los azulejos debió inspirarse
en el llamado Quijote del Centenario deRicardo López Cabrera, publicado en ocho
tomos, cuatro de ilustraciones, que van apareciendo en Madrid entre 1905 y 1908.”
A partir del éxito de esta
glorieta (concebida como una biblioteca al aire libre, con estantes para libros
y revistas), diversos talleres sevillanos produjeron azulejos con escenas
inspiradas en el Quijote como motivo: la misma Ramos Rejano, Cerámica
Montalván, José Mensaque Vera y Mensaque, Rodríguez y Compañía. Es a este último
taller trianero al que podemos atribuir -sin duda alguna- la autoría de los
ejemplares que conocemos en Tarifa, ya que el mismo modelo de zócalo aparece en
un catálogo de la firma Mensaque, Rodríguez y Cía. que se estima pertenece a
los años 30 del siglo XX, como “Zócalo de azulejos en relieve nº 1” .
Uso de azulejos
quijotescos de Mensaque, Rodríguez y Compañía en las escaleras de c/ Santísima
Trinidad 17 de Tarifa.
Fotografía: Alejandro Pérez-Malumbres
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La temática quijotesca se
extiende por los años veinte y treinta como símbolo internacional de la cultura
hispánica, y es un motivo que cuenta con una amplia difusión por España y en
América (se conocen azulejos trianeros con escenas del Quijote en Argentina,
Uruguay, Perú, Cuba, México, Brasil y Estados Unidos, entre otros países de
ambos continentes, además de otros localizados en Marruecos y Guinea Ecuatorial).
En nuestro país hay lugares donde se colocaron amplias tiradas, como es el caso
del antiguo Oratorio de San Felipe Neri (actual Instituto “Vicente Espinel” o
Gaona) en Málaga, donde ocupan una superficie muy amplia, como es toda la
galería de la primera planta; en la casa de Blas Infante, en Coria del Río
(Sevilla), actual Museo de la Autonomía Andaluza; y en la fonda de la estación
ferroviaria de Alcázar de San Juan (Ciudad Real), aunque solo en el primer caso
siguen el orden de las escenas, narrando los primeros capítulos del libro. En
el norte tenemos otros ejemplos del uso de azulejos quijotescos en el Grupo
escolar “María Josefa” de Sama de Grado (Asturias), donde se conservan 139
azulejos con imágenes que alternan otros con dichos y refranes, y en varias
casas de indianos de la provincia de Pontevedra.
Dado que la serie completa
de azulejos era muy amplia, resulta sugerente pensar si las piezas conocidas en
Tarifa proceden de un mismo lote, repartido de forma simultánea entre los tres
edificios por obra de un propietario o un constructor. De entrada, en ningún
caso aparece la serie completa y ni siquiera siguen el orden del relato.
Encontramos también la repetición de piezas, como el retrato de Miguel de
Cervantes.
Además de las piezas con
motivos de Don Quijote, existen otras series menos extendidas, puramente
decorativas, de las que algunas entran en el historicismo al reflejar motivos
del pasado. En el zaguán de calle Moreno de Mora 4, hay un panel en azul
cobalto sobre blanco con una escena historicista titulada “Tierno recibimiento
de los Reyes Católicos a Colón”, realizada -seguramente por encargo- en los
hornos trianeros de Mensaque, Rodríguez y Compañía S.A. El panel está firmado
por el pintor ceramista Luis Puerto, activo a mediados del siglo XX, y la
imagen está tomada de un cuadro titulado “Reposición de Colón”, pintado en 1881
por Francisco Jover y Casanova, perteneciente a los fondos del Museo del Prado
y actualmente depositado en el Museo Gravina de Alicante. Esta escena fue
ampliamente reproducida en postales y en láminas de libros dedicados a Colón y
de Historia de España. Incluso fue utilizada para ilustrar un sello postal editado
en Estados Unidos en 1892.
Mosaico con la escena titulada “Tierno recibimiento de los Reyes Católicos a Colón” en la c/ Moreno de Mora 4, firmado por Luis Puerto. Fotografía: Alejandro Pérez-Malumbres |
En conclusión, la
influencia sevillana en Tarifa, visible en la presencia de materiales cerámicos
desde la Baja Edad Media, persiste aunque en otro contexto histórico en época
contemporánea. La construcción se surte de materiales cercanos, dejando de lado
otras importantes áreas productivas como Levante o Cataluña. Ello refleja
también los gustos regionales, que sin embargo no dejan de estar a su vez
influidos por otras corrientes más internacionales, y a su vez de tener su
propia demanda e influencia en otros mercados, llegando a ser exportados a América
o el norte de África, e incluso en algunas ocasiones a otros países europeos.
Tarifa cuenta, en este campo como en tantos otros, con un
rico patrimonio que hay que valorar y cuidar. En la memoria del Plan Especial
de Protección y Reforma Interior del Conjunto Histórico (PEPRICH), en su
artículo 76.1. Tratamiento en obras de reforma y rehabilitación, se dice:“Se recuperarán los elementos y materiales de valor
que puedan ser reutilizables en la obra de reforma, con objeto de mantener el
carácter de la arquitectura tradicional. En especial los siguientes:
cerramientos, cubiertas, carpintería exterior,carpintería interior, solados,
chimeneas, escaleras, acabados interiores, elementos ornamentales, cerrajería“.
En las fichas del catálogo de edificios protegidos en algunas ocasiones se
detalla la presencia de estos elementos, en concreto los azulejos o pavimentos
que estudiamos, y dentro de los criterios de intervención se hace constar la
necesidad de su conservación. Sin embargo, creemos que debe ser la sensibilización
por parte de la ciudadanía acerca de la importancia artística de la cerámica
arquitectónica la que la proteja, al igual que otros elementos, como referente
obligado entre las consideraciones previas a cualquier intervención o
restauración en un inmueble, conscientes de su riqueza histórica y artística
que no hacen sino enriquecer el edificio.
[1]
PLEGUEZUELO, Alfonso: “De ‘Lo Sublime’ a ‘Lo Terreno’. Don Quijote, Triana y la
cerámica”, en MAÑUECO SANTURTÚN, C. (dir.): La
cerámica española y Don Quijote, Empresa Pública Don Quijote de la Mancha,
Talavera de la Reina, 2005, pp. 215-217.
[2]PÉREZ
CABRERA, Francisco M.: “Don Quijote en los espacios públicos sevillanos.
Estudio de los materiales didácticos”, en Actas
del Congreso “Cervantes, El Quijote y Andalucía “, (Sevilla, 6-8 de mayo de
2005), Sevilla, 2007, pp. 257-264.