domingo, 23 de diciembre de 2018

1905. LA CELEBRACIÓN DEL TERCER CENTENARIO DEL QUIJOTE EN EL INSTITUTO DE MÁLAGA (Y II)

El otro acto central de la conmemoración del tercer centenario de la publicación de la primera parte del Quijotefue la puesta en escena de un capítulo de la obra de Cervantes a cargo de un grupo de alumnos del Instituto y de alumnas de Magisterio, dirigido por una comisión formada por los catedráticos Saz, Carballeda y Pérez Leal y la directora de la Escuela Normal de Maestras, Suceso Luengo, a partir de una idea del catedrático Bernardo del Saz. El marco elegido para la representación fue el propio patio del Instituto, en el que se habilitaron las galerías y los balcones para albergar a la concurrencia, estimada en más de mil personas. El acto se celebró el mismo 8 de mayo y fue abierto con un discurso del director sobre la significación y trascendencia del Quijote. Tras la intervención del catedrático de Literatura, Eduardo Sánchez Castañer, se celebró la función teatral, representándose el capítulo LXIX de la segunda parte, con un montaje y vestuario muy cuidados, en la que intervinieron como actores medio centenar de estudiantes, entre ellos los alumnos oficiales Enrique Ramos Ramos, Pedro Armasa Briales y José González Marín (los dos primeros futuros políticos republicanos y el tercero famoso rapsoda). El acto continuó con la interpretación de un diálogo original de Luengo y Díaz de Escovar entre la figura de España y un estudiante, siendo el momento culminante la coronación simbólica del busto de Cervantes, efectuada mediante una compleja composición resaltada por un potente foco eléctrico. La fiesta concluyó con la interpretación por un coro formado por ochenta niños y niñas de las escuelas públicas de la ciudad de un himno a Cervantes compuesto por Suceso Luengo y el músico José Fernández.

Representación en el patio del instituto, 8 de mayo de 1905 (Archivo IES Vicente Espinel)
La representación tuvo tal éxito que fue repetida días después en el Teatro Cervantes, destinando la recaudación a fines benéficos escolares. Con el efectivo obtenido con esta función y el sobrante del presupuesto de la conmemoración se formó un capital de 750 pesetas que, por acuerdo del claustro del Instituto, se invirtió con el objeto de dotar una beca anual “en favor de un alumno con actitud notoria y falta de recursos suficientes, prefiriéndose los huérfanos”. De esta manera se constituyó la Matrícula o Premio Cervantes, a modo de modesto recuerdo de las celebraciones del centenario del Quijote. Años después se gestionó su declaración como fundación benéfico-docente y, ya en los años treinta, su capital se integró en el del Caudal de San Felipe Neri.

Coronación simbólica de Cervantes, 8 de mayo de 1905 (Archivo IES Vicente Espinel)
La conmemoración se completó con un funeral solemne en la Catedral en memoria de Cervantes, un certamen literario y artístico y una velada cultural organizada por la compañía de María Tubau en el Teatro Cervantes.

Del acto celebrado en el patio del Instituto se realizó un reportaje fotográfico por Eugenio Rasch, de cuyas fotografías se sacaron grabados que aparecieron en los días siguientes en la primera página de La Unión Mercantil. Estas fotografías, junto a otras de los principales implicados en la organización del evento, también ilustraron un cartel o póster conmemorativo que se editó después con el título “III Centenario del Quijote. Recuerdo de la fiesta escolar celebrada en el Instituto General y Técnico de Málaga, en honor del Príncipe de los Ingenios Miguel de Cervantes Saavedra”, del que se conserva un ejemplar en el Archivo Díaz de Escovar.

miércoles, 12 de diciembre de 2018

1905. LA CELEBRACIÓN DEL TERCER CENTENARIO DEL QUIJOTE EN EL INSTITUTO DE MÁLAGA (I)


La celebración del tercer centenario de la publicación del Quijote, en 1905, tuvo lugar en un marco social y político marcado por la proximidad cronológica del Desastre del 98 y la conciencia generalizada de una necesaria regeneración del país. Esta conciencia hizo que la obra de Cervantes fuera tomada como punto de referencia de esa regeneración y adquiriera una evidente carga ideológica. Entonces la prensa tuvo un protagonismo muy especial, y de hecho la iniciativa de celebrar el tercer centenario partió de un periodista, Mariano de Cavia, desde las páginas de El Imparcial y fue secundada por el resto de los periódicos más influyentes del momento. En el caso de Málaga la prensa local dedicó gran parte de sus escasas hojas al acontecimiento, en cuya conmemoración tuvo un importante papel el por entonces denominado Instituto General y Técnico ubicado en el histórico caserón de la calle Gaona.

La Junta oficial creada por el gobierno para coordinar los actos del tercer centenario acordó que “las fiestas y solemnidades” previstas en todo el país tuviesen lugar en los días 7, 8 y 9 de mayo de 1905, que fueron declarados festivos en los centros de enseñanza, recomendando a los centros docentes de todos los niveles educativos (universidades, institutos, escuelas normales y especiales y escuelas de primaria) que celebraran algún acto el día 8 de mayo.

Aunque el Instituto malagueño atravesaba una profunda crisis, paralela al estado depresivo general de la enseñanza media oficial en los primeros años del siglo XX, afrontó esta efeméride con un claro empeño en conseguir una cierta proyección en la sociedad local. El origen de la celebración estuvo en una convocatoria realizada por el gobernador civil en el mes de febrero, que contó con la participación de autoridades, entidades y particulares interesados. De esa reunión surgió una junta organizadora presidida por el director del Instituto, Mariano Pérez Olmedo, quien trabajó en la preparación del acontecimiento en estrecha colaboración con el secretario del centro, Bernardo del Saz, y el cronista de la provincia, Narciso Díaz de Escovar. En los tres meses siguientes esta comisión preparó un programa de actos para la segunda semana de mayo, ajustándose a los escasos recursos disponibles, ya que “el gobierno que ordenó las fiestas en honor de Cervantes no ha contribuido con una sola peseta”. Los centros docentes implicados en la organización de los actos fueron el Instituto, la Escuela Normal de Maestras y la Escuela de Artes y Oficios.

La denominada “Fiesta del Quijote” comenzó el día 8 de mayo con una misa de campaña, un desfile militar y el reparto de ejemplares de la obra de Cervantes a los niños de las escuelas públicas. Junto al tomo del Quijote se entregó a los alumnos el folleto editado por el catedrático del Instituto Manuel Esteban Herizo titulado Idea de Cervantes y del Quijote, para lo que el autor había donado mil ejemplares.

Noticia de los actos celebrados en Málaga en el libro de Sawa y Pablo Becerra Crónica del Centenario del Don Quijote (Madrid, 1905)

Pero los dos actos centrales tuvieron lugar en el Instituto. Uno fue la exposición cervantina que se instaló en el salón de actos, en la que se podían ver más de setenta ediciones del Quijote -entre ellas varias de los siglos XVII y XVIII-, numerosos folletos y documentos curiosos, reproducciones fotográficas enviadas por el pintor Moreno Carbonero, un busto de Cervantes ejecutado en yeso por el escultor Diego García Carrera y, como elemento más llamativo, “el mosaico ya famoso descubierto en Ronda y adquirido por el aventajado pintor malagueño D. Enrique Jaraba, fabricado con la mejor loza y el más puro estilo talaverano del siglo XVII, compuesto de más de ochocientos azulejos cuya combinación reproduce escenas principales del Quijote, encuadradas en dos orlas primorosas”. Según el diario La Unión Mercantil se trataba de una solería procedente del salón principal o estrado de honor de una casa señorial de Ronda que había sido demolida. El mosaico constaba de 903 piezas cuadradas de 20 centímetros de lado que ocupaban una superficie de 36,12 metros cuadrados y reproducía tres escenas de la obra cervantina. En el diario El Popular se comentaba al respecto: “Pero el número de mayor atracción es, sin duda alguna, la magnífica solería descubierta por el notable pintor malagueño don Enrique Jaraba en la histórica villa de Ronda. Único ejemplar en su género representa escenas del Quijote dibujadas con estilo casi infantil, digno de la remota época en que fueron conocidos los azulejos que la componen”.

Invitación a los actos que se celebraron el 8 de mayo de 1905 (Archivo Díaz de Escovar-Fundación Unicaja)
En un artículo aparecido en El Cronista del 9 de mayo, y citado por Eduardo Fabre en su libro Enrique Jaraba Jiménez. Un pintor empresario en la Málaga de principios del siglo XX( Universidad de Málaga, 2002), el musicólogo Rafael Mitjana afirmaba que el hallazgo se produjo cuando Jaraba se encontraba en la ciudad del Tajo y casualmente pasó delante de la casa en demolición, situada en la calle Gamero o Corvacho, en el Campillo, por donde se baja a los molinos del Guadalevín. Este mosaico, del que no disponemos de más testimonios y del que carecemos de imágenes, debió ser una de las muestras más antiguas de la cerámica arquitectónica española, aunque las escasas referencias no indican con exactitud su procedencia y su cronología ni tampoco las escenas que reproducía.


sábado, 1 de diciembre de 2018

LA GALERÍA DE EL QUIJOTE


Yo apostaré—dijo Sancho—que antes de mucho tiempo no ha de haber bodegón, venta ni mesón o tienda de barbero donde no ande pintada la historia de nuestras hazañas.
SEGUNDA PARTE, CAPÍTULO LXXI

La deslumbrante galería de El Quijote del Gaona, situada en los pasillos de la planta principal de la casa de estudios del instituto, es la mayor colección cerámica de temática quijotesca conocida hasta el momento. Fabricada en la casa trianera Mensaque, Rodríguez y Cía.,  está emparentada con otras colecciones nacionales, como la existente en la Casa de Blas Infante en Coria del Río, la de la antigua fonda de la estación de Alcázar de San Juan y la del Castillo de las Arguijuelas de Arriba en Cáceres. Su datación se sitúa hacia el año 1935, coincidiendo con la época de mayor difusión de este tipo de zócalos quijotescos, entre los años 1916 y 1936, durante los preparativos de la Exposición Iberoamericana de Sevilla y los momentos inmediatamente posteriores. Mientras que la mayor parte de las piezas se corresponden con azulejos de arista, los que tienen motivos extraídos del Quijote fueron realizados con la técnica de la cuerda seca, técnica de origen árabe cuyo desarrollo fue  evolucionando a lo largo de los siglos, mejorándose y perfeccionándose hasta conseguir resultados muy vistosos.


El  Quijote del Centenario, la lujosa edición ilustrada en ocho volúmenes de las aventuras del hidalgo manchego que realizó Jiménez Aranda en 1905, fue el que sirvió de referencia para los artesanos de los talleres cerámicos de Triana. Las escenas de la galería del Gaona comprenden los once primeros capítulos de la novela, que son precisamente los incluidos en el tomo primero de la obra de Jiménez Aranda, existiendo una correspondencia prácticamente absoluta entre las láminas del Quijote del Centenario y los azulejos narrativos de la galería, permitiendo la lectura de la obra cervantina como si de una novela gráfica se tratara; apenas  hay errores de colocación en dos de las tres series que se pueden contemplar. Podemos iniciar nuestra lectura a partir de cualquiera de los tres puntos de comienzo de la novela que posee el conjunto, situados nada más llegar a la galería por la escalera principal. Nos introducen en ella  un azulejo con un retrato de Cervantes y otro con la perspectiva de un pueblo con la leyenda «En un lugar de La Mancha», comenzando entonces un recorrido zigzagueante en vertical hasta su conclusión final.





















Las cifras de la galería son impresionantes: el zócalo alcanza una altura de 173 centímetros y se extiende por 32 paneles de diferentes anchuras con una longitud de 83,56 metros, ocupando el conjunto una superficie total de 144,55 metros cuadrados. El número de azulejos con escenas quijotescas asciende a 801. La suma de todas las piezas de azulejos que componen el zócalo, tanto las que tienen escenas como las que forman los marcos, las guardillas superior e inferior y el remate, supone una cifra aproximada de unas 7.900 piezas. Cada serie cuenta con 204 escenas dispuestas correlativamente, aunque en una de ellas la continuidad se rompe, aproximadamente, a los 150 azulejos. Se detectan algunos casos aislados de piezas repetidas o desubicadas, que no se corresponden con el sentido de la narración, quizás sustituyendo a otras perdidas, así como  la presencia de piezas «intrusas» (por su colorido o su dibujo), que podrían proceder de otro fabricante o de otras tiradas del mismo taller, y que incluso podrían ilustrar otros capítulos de la novela. Estos elementos, y muchos otros singulares que podemos encontrar, aumentan su riqueza e incrementan el interés de la colección.  



La colección cerámica del IES Vicente Espinel se nos presenta como un conjunto único por sus dimensiones, por su extraordinario estado de conservación y por su instalación en un edificio oficial de uso docente. Su singularidad se acrecienta al revelarse su uso didáctico, pues solo esa intencionalidad, acorde con el espacio en el que está situada, pudo impulsar  la colocación ordenada de las piezas de forma que permitiera seguir su lectura. Este blog es una invitación a recorrer la galería, iniciarse en la lectura de las hazañas quijotescas a través de un genuino comic del primer tercio del siglo XX, reconocer personajes y escenas, descubrir un nuevo Quijote que siempre estuvo ahí.




En la prensa: