jueves, 4 de abril de 2019

LA GLORIETA CERVANTINA DEL PARQUE DE MARÍA LUISA DE SEVILLA (I)


El ambiente cervantista que bullía en la ciudad de Sevilla a principios del siglo XX tuvo su reflejo en los actos conmemorativos del tercer centenario de la muerte de Miguel de Cervantes y en la colocación de una serie de mosaicos cerámicos en diferentes espacios urbanos que eran mencionados en sus obras. También en esa época se erige en Sevilla el primer monumento público relacionado con Cervantes y el Quijote. Se trata de la denominada Glorieta de Cervantes, o Rotonda del Quijote, de la Plaza de América, en el Parque de María Luisa.


Su construcción se inserta en el largo período de gestación del proyecto de Exposición Hispanoamericana, que había surgido en 1909  y que por diversas causas se fue postergando hasta celebrarse finalmente en 1929. Este proyecto incluía entre sus realizaciones la exaltación del Quijote como gran monumento literario del idioma español, lengua que daba cohesión a los pueblos hispanoamericanos. Posteriormente el ámbito de la exposición se amplió a Portugal y Brasil, diluyendo de alguna manera el papel concedido inicialmente al español como aglutinante cultural. A partir de 1922 se denominó oficialmente Exposición Iberoamericana.

El diseño inicial que Aníbal González realizó de la Plaza de América como espacio destinado a los pabellones permanentes de la Exposición incluía la ubicación de un gran monumento a Miguel de Cervantes, que se situaría en el extremo occidental, junto al Paseo de las Delicias. El proyecto que el escultor Lorenzo Coullaut-Valera realizó en 1913 –y del que se trata más ampliamente en otra entrada de este blog- finalmente no se llevó a cabo, aunque sirvió de inspiración para el que años después se levantó en la Plaza de España de Madrid.

De todos modos, cuando en abril de 1916 se inauguró la Plaza de América sí existía un espacio de homenaje a Cervantes, una glorieta situada precisamente enfrente de otra dedicada al cervantista Francisco Rodríguez Marín, personalidad muy comprometida con la divulgación de la obra cervantina, resultando “dos pequeños espacios cargados de intimismo que se cierran sobre sí mismos” (Mercedes Espiau, El monumento público en Sevilla, Sevilla, Ayuntamiento de Sevilla, 1993, pp. 228-230).

La glorieta de la Plaza de América fue diseñada en un estilo regionalista por el arquitecto Aníbal González, con el asesoramiento precisamente de Rodríguez Marín, quien planteó un monumento que simbolizara el hermanamiento entre España y América a través de la lengua común. La Glorieta Cervantina estaba concebida como un espacio recogido dedicado a la lectura, por lo que contaba con anaqueles para albergar libros y publicaciones que estaban al alcance del público, convirtiéndose por tanto en una biblioteca pública al aire libre. 

Antigua postal coloreada de la Glorieta Cervantina o de Don Quijote (hacia 1921)

Sobre una planta octogonal se disponen cuatro bancos de ladrillo visto y dos pequeñas librerías recubiertas de casi 350 azulejos con la representación de escenas del Quijote en diferentes tamaños y con un vistoso colorido, distribuidos entre los asientos y los respaldos.

En el centro se plantó una araucaria y en el suelo se dispuso una cenefa con un texto relativo a la influencia de la ciudad hispalense en su autor: “Sevilla es haber comunicado su espíritu con el espíritu de Miguel de Cervantes Saavedra influyendo así la ciudad del Betis y alma de Andalucía en la creación y feliz término de la obra portentosa El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, libro que vive en todos los pueblos y entre todos los hombres. Regocijo, enseñanza y monumento altísimo levantado sobre el pedestal de la raza hispana”.

Años después de su inauguración, encima de las librerías se colocaron sendas esculturas de Don Quijote y Sancho Panza sobre sus respectivas monturas, ejecutadas en barro cocido por Eduardo Muñoz y Martínez, que desaparecieron posteriormente. 

Aspecto actual de la Glorieta Cervantina. Fotografía: Rafael Maldonado y Víctor Heredia
Este modelo de glorieta intimista, que combinaba el regionalismo arquitectónico y el tema literario en base al Quijote, gozó de un gran éxito y fue imitado en otros lugares de España y América en los años siguientes, como veremos.

Para saber más:








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