jueves, 7 de mayo de 2020

UN TRABAJO PREMIADO: LA CERÁMICA DE TEMA QUIJOTESCO EN TARIFA


Hace unos días se hizo pública la concesión del V Premio de Investigación Histórica “Jesús Terán Gil”, convocado por el Ayuntamiento de Tarifa, al trabajo titulado Cerámicas de decoración arquitectónica en la Tarifa de finales del siglo XIX e inicios del XX: tradición y modernidad”, obra de Alejandro Pérez-Malumbres Landa y Víctor M. Heredia Flores  Puesto que esta investigación estudia los azulejos de temática quijotesca localizados en Tarifa, ofrecemos a continuación un extracto de la misma.

En España, como en toda Europa y América, se vivió desde la segunda mitad del siglo XIX un renacer de viejas formas y decoraciones, en parte por el influjo de los crecientes nacionalismos que buscaban en el pasado la huella de una identidad propia, que es reinterpretada. A esta corriente se la denomina historicista. Este fenómeno se siente de un modo muy especial en Andalucía, donde con Sevilla como núcleo principal, se inicia la recuperación de la rica tradición arquitectónica musulmana-mudéjar, renacentista y barroca, donde a menudo se emplea la cerámica decorativa. Tiene su continuación en lo que se viene denominando Regionalismo, surgido al calor de los acontecimientos de la Exposición Iberoamericana de 1929. Por todo ello se genera una industria, a la vez en parte artesanal, que ha pervivido hasta hace pocos años, cuando por desgracia ha desaparecido en su mayoría.

Por otro lado, las nuevas ideas que se van propagando, relacionadas con la higiene y la salubridad de las ciudades, se reflejan en la recuperación del uso de los azulejos, que tradicionalmente habían sido usados en los zócalos bajos o arrimaderos de los muros como medida profiláctica, dada la facilidad de su limpieza y su poder aislante respecto a la humedad. Los recubrimientos cerámicos se extienden entonces por zaguanes, patios y ojos de escaleras, así como en las cocinas y los primeros e incipientes baños, aunque en estos últimos lugares han ido despareciendo ante las periódicas reformas de estos elementos. También se emplean en fachadas, donde alcanzan mayor desarrollo del que nunca tuvieron anteriormente.
En la mayoría de los casos que tratamos, la instalación de los paneles de azulejos parece ser resultados de obras coetáneas a la construcción de los edificios, si bien en otros son claramente adaptaciones epidérmicas a la moda de edificios ya existentes, o bien están relacionadas con la implantación de baños y retretes. Contados son los ejemplos de azulejos de épocas anteriores que encontramos en Tarifa, algo debido tanto a su elevado coste como a las sucesivas obras de reforma que experimentaron las antiguas edificaciones de la ciudad. No será, como hemos dicho, hasta finales del XIX cuando se produce el auge de los recubrimientos cerámicos.
Habitación con zócalo de azulejos quijotescos en la c/ Amador de los Ríos 4 de Tarifa.
Fotografía: Alejandro Pérez-Malumbres
Por lo que respecta a los azulejos, se adoptan nuevas técnicas que emplean maquinaria para el amasado de la pasta cerámica, nuevos componentes en ésta, mayor pureza en los colores como resultado de su compra en empresas especializadas en óxidos colorantes, uso de prensas (de volante y luego hidráulicas) que producen azulejos más finos y ligeros, nuevos tipos de horno, etc., entre otras innovaciones que cuyo detalle se escapa al tema del presente trabajo. También se observa una tendencia a un módulo adaptado al sistema métrico, que da por lo general una medida de 15 ó 20 cm de lado en los azulejos que conforman los motivos centrales de los paneles, aunque igualmente se elaboran piezas con otras medidas.
Los azulejos que representan diversos episodios del Quijote, narrados a modo de cómic, los encontramos en al menos tres edificios de Tarifa (ubicados en las calles Sancho el Bravo 21, Santísima Trinidad 17 y Coronel Francisco Valdés 4). En el primer caso sólo hemos podido documentarlos en el zaguán de entrada, también en el patio y escaleras del segundo y solo en una habitación del tercero. Se trata de unos azulejos realizados con la técnica de cuerda seca, en la que primero se aplica sobre la pieza el dibujo de una plantilla mediante estarcido, para posteriormente delimitarla con una mezcla de grasa y óxido de manganeso, que impide que al aplicar el resto de los colores éstos se mezclen.Al pasar por el horno para una segunda cochura, la grasa desaparece y queda solo un ligero relieve.
Arrimadero en el zaguán de la casa de la c/ Sancho el Bravo 21 de Tarifa.
Fotografía: Alejandro Pérez-Malumbres
La técnica de la cuerda seca total tiene su origen en época musulmana, como modo de simplificar los alicatados, realizados antes en piezas monocromas cortadas. Su uso pervive en Sevilla, no solo en azulejos murales sino también en vajilla, hasta el siglo XVI, cuando es desplazada por otras técnicas como la de arista y posteriormente el azulejo liso estilo Pisano. Como hemos adelantado, es recuperada en Sevilla desde finales del siglo XIX gracias a la iniciativa del estudioso José Gestoso y de ceramistas como Fernando Soto.
El tema del Quijote en la azulejería sevillana toma como base las 368 piezas que componen los bancos cerámicos situados en la Glorieta de Cervantes de la Plaza de América, en el Parque de María Luisa. Realizada con motivo del tercer centenario de la muerte del escritor por encargo de Luis Montoto, el proyecto de la Glorieta se debe al arquitecto Aníbal González, quien trabajó asesorado por el experto en Cervantes Francisco Rodríguez Marín. También con motivo del tercer centenario se colocaron en 1916 una veintena de paneles cerámicas en diversos emplazamientos de la ciudad mencionados en las obras de Cervantes[1].
Los azulejos de la Glorieta Cervantina fueron encargados al fabricante Ramos Rejano y el autor material de los diseños fue el artista Pedro Borrego Bocanegra. Según un estudio realizado sobre los mismos[2]:
Los azulejos (…) son copias simplificadas de cuadros, grabados o bocetos de autores más o menos conocidos, de fines del XIX o comienzos del XX. El retrato del escritor, que inicia la serie, corresponde al falso Juan de Jáuregui, propiedad de la Real Academia Española. La muerte de don Quijote, con el epitafio de Sansón Carrasco, es una síntesis de una pintura de Sorolla.El pintor de los azulejos debió inspirarse en el llamado Quijote del Centenario deRicardo López Cabrera, publicado en ocho tomos, cuatro de ilustraciones, que van apareciendo en Madrid entre 1905 y 1908.
A partir del éxito de esta glorieta (concebida como una biblioteca al aire libre, con estantes para libros y revistas), diversos talleres sevillanos produjeron azulejos con escenas inspiradas en el Quijote como motivo: la misma Ramos Rejano, Cerámica Montalván, José Mensaque Vera y Mensaque, Rodríguez y Compañía. Es a este último taller trianero al que podemos atribuir -sin duda alguna- la autoría de los ejemplares que conocemos en Tarifa, ya que el mismo modelo de zócalo aparece en un catálogo de la firma Mensaque, Rodríguez y Cía. que se estima pertenece a los años 30 del siglo XX, como “Zócalo de azulejos en relieve nº 1”.
Uso de azulejos quijotescos de Mensaque, Rodríguez y Compañía en las escaleras de c/ Santísima Trinidad 17 de Tarifa. 
Fotografía: Alejandro Pérez-Malumbres
La temática quijotesca se extiende por los años veinte y treinta como símbolo internacional de la cultura hispánica, y es un motivo que cuenta con una amplia difusión por España y en América (se conocen azulejos trianeros con escenas del Quijote en Argentina, Uruguay, Perú, Cuba, México, Brasil y Estados Unidos, entre otros países de ambos continentes, además de otros localizados en Marruecos y Guinea Ecuatorial). En nuestro país hay lugares donde se colocaron amplias tiradas, como es el caso del antiguo Oratorio de San Felipe Neri (actual Instituto “Vicente Espinel” o Gaona) en Málaga, donde ocupan una superficie muy amplia, como es toda la galería de la primera planta; en la casa de Blas Infante, en Coria del Río (Sevilla), actual Museo de la Autonomía Andaluza; y en la fonda de la estación ferroviaria de Alcázar de San Juan (Ciudad Real), aunque solo en el primer caso siguen el orden de las escenas, narrando los primeros capítulos del libro. En el norte tenemos otros ejemplos del uso de azulejos quijotescos en el Grupo escolar “María Josefa” de Sama de Grado (Asturias), donde se conservan 139 azulejos con imágenes que alternan otros con dichos y refranes, y en varias casas de indianos de la provincia de Pontevedra.
Dado que la serie completa de azulejos era muy amplia, resulta sugerente pensar si las piezas conocidas en Tarifa proceden de un mismo lote, repartido de forma simultánea entre los tres edificios por obra de un propietario o un constructor. De entrada, en ningún caso aparece la serie completa y ni siquiera siguen el orden del relato. Encontramos también la repetición de piezas, como el retrato de Miguel de Cervantes.
Además de las piezas con motivos de Don Quijote, existen otras series menos extendidas, puramente decorativas, de las que algunas entran en el historicismo al reflejar motivos del pasado. En el zaguán de calle Moreno de Mora 4, hay un panel en azul cobalto sobre blanco con una escena historicista titulada “Tierno recibimiento de los Reyes Católicos a Colón”, realizada -seguramente por encargo- en los hornos trianeros de Mensaque, Rodríguez y Compañía S.A. El panel está firmado por el pintor ceramista Luis Puerto, activo a mediados del siglo XX, y la imagen está tomada de un cuadro titulado “Reposición de Colón”, pintado en 1881 por Francisco Jover y Casanova, perteneciente a los fondos del Museo del Prado y actualmente depositado en el Museo Gravina de Alicante. Esta escena fue ampliamente reproducida en postales y en láminas de libros dedicados a Colón y de Historia de España. Incluso fue utilizada para ilustrar un sello postal editado en Estados Unidos en 1892.
Mosaico con la escena titulada “Tierno recibimiento de los Reyes Católicos a Colón” en la c/ Moreno de Mora 4, firmado por Luis Puerto. Fotografía: Alejandro Pérez-Malumbres 

En conclusión, la influencia sevillana en Tarifa, visible en la presencia de materiales cerámicos desde la Baja Edad Media, persiste aunque en otro contexto histórico en época contemporánea. La construcción se surte de materiales cercanos, dejando de lado otras importantes áreas productivas como Levante o Cataluña. Ello refleja también los gustos regionales, que sin embargo no dejan de estar a su vez influidos por otras corrientes más internacionales, y a su vez de tener su propia demanda e influencia en otros mercados, llegando a ser exportados a América o el norte de África, e incluso en algunas ocasiones a otros países europeos.
Tarifa cuenta, en este campo como en tantos otros, con un rico patrimonio que hay que valorar y cuidar. En la memoria del Plan Especial de Protección y Reforma Interior del Conjunto Histórico (PEPRICH), en su artículo 76.1. Tratamiento en obras de reforma y rehabilitación, se dice:“Se recuperarán los elementos y materiales de valor que puedan ser reutilizables en la obra de reforma, con objeto de mantener el carácter de la arquitectura tradicional. En especial los siguientes: cerramientos, cubiertas, carpintería exterior,carpintería interior, solados, chimeneas, escaleras, acabados interiores, elementos ornamentales, cerrajería“. En las fichas del catálogo de edificios protegidos en algunas ocasiones se detalla la presencia de estos elementos, en concreto los azulejos o pavimentos que estudiamos, y dentro de los criterios de intervención se hace constar la necesidad de su conservación. Sin embargo, creemos que debe ser la sensibilización por parte de la ciudadanía acerca de la importancia artística de la cerámica arquitectónica la que la proteja, al igual que otros elementos, como referente obligado entre las consideraciones previas a cualquier intervención o restauración en un inmueble, conscientes de su riqueza histórica y artística que no hacen sino enriquecer el edificio.




[1] PLEGUEZUELO, Alfonso: “De ‘Lo Sublime’ a ‘Lo Terreno’. Don Quijote, Triana y la cerámica”, en MAÑUECO SANTURTÚN, C. (dir.): La cerámica española y Don Quijote, Empresa Pública Don Quijote de la Mancha, Talavera de la Reina, 2005, pp. 215-217.

[2]PÉREZ CABRERA, Francisco M.: “Don Quijote en los espacios públicos sevillanos. Estudio de los materiales didácticos”, en Actas del Congreso “Cervantes, El Quijote y Andalucía “, (Sevilla, 6-8 de mayo de 2005), Sevilla, 2007, pp. 257-264.

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